¿Qué extrañas razones (o sin-razones) pueden llevar a un ex alumno del mítico Nacional Buenos Aires a visitar a su viejo profesor de literatura, casi treinta años después de graduarse? ¿La recuperación de una historia que nadie hubiera escrito mejor que él mismo, y que seguramente ya nadie escribirá? La memoria de lo que nunca fué? Y con qué se encontrará, finalmente? Estos interrogantes me llevaron a montar El Ex Alumno, de Carlos Somigliana, o quizá sea mejor decir: a indagar y latir los mundos y temas que la pieza propone. Temas como la memoria como elemento indisociable de la identidad, pero también como mecanismo que rescata y oculta pedazos de vida, a veces inexplicablemente, y otras preservándonos de la propia frustración. O el inevitable recuento, a determinada altura de la vida, de lo que llegamos a ser y lo que dejamos en el camino. En tal sentido El Ex Alumno me parece una aguda e intensa metáfora sobre la Argentina de los ´80-90 y sus consecuencias, que confluyen en este presente difícil e incierto.
Etapas del trabajo
- Primero, leer escénicamente el texto original, escrito y estrenado en 1978. Fue necesario adaptarlo, llevándolo de los dos actos originales a un breve prólogo, un acto “de corrido” y un breve epílogo.
En mi condición de dramaturgo me permití reformularlo, potenciando zonas que sentí latentes, inexploradas, pero sin desmerecer ni traicionar el estilo de la pieza. Mientras trabajaba en dicha reformulación, comencé la búsqueda de sala y la convocatoria del equipo de actores y asistentes que darían vida a la obra. Ellos son: el talentosísimo José María “Pepe” López en el rol del profesor Garvía cháves, el también talentoso y experimentado Fernando Armani como Horacio Caletti y los jóvenes y promisorios Milagros Almeida y Martin Léis como Laura y Mario respectivamente. En la asistencia cuento con la tarea sensible y eficaz de Andrea Giglio, en la Escenografía y vestuario, la valiosa experiencia Paola Girimonti y en la música, el Maestro Pablo Sotelo. En cuanto a la sala, la gente de Fundación Carlos Somigliana (Somi) ofreció inmediatamente el espacio del Teatro del Pueblo, muy interesados en el proyecto.
- Segunda etapa: Ensayos, trabajo con texto e improvisaciones, buscando afirmar relaciones incipientes o incluso re-inventando o descubriendo nuevas. Simultáneamente se integran la escenógrafa y vestuarista y el músico, buscando mixturar los distintos lenguajes escénicos en la búsqueda del estilo singular de la pieza.
La dinámica propia del proceso sugiere arreglos al texto trabajado, optimizándose sus posibilidades dramáticas. Con el trabajo de improvisación aparecen nuevas posibilidades, “puntas de iceberg”, pequeños hallazgos, fruto del aporte y la entrega de los actores. El estilo parece ser el grotesco, o una variante del llamado neogrotesco de los años 70 y 80: esa extraña mixtura de humor descarnado que se resuelve en tragedia a pasos del desenlace mismo.
- Tercera etapa: Proceso de ensayo en sala, destinado a fijar espacio y puesta definitiva, afirmando asimismo iluminación y marco sonoro.
Los asistentes ya se han integrado al proceso plenamente, la pieza se ensaya en la sala Teatro Abierto del Teatro del Pueblo, donde se estrenará, el 11 de Junio. Amigos de Mutis por el Foro, están todos invitados, el espectáculo quiere comenzar...
LUIS SAEZ